El 84% de los créditos de carbono emitidos no contribuyen a mitigar el cambio climático, según un artículo publicado en ‘Nature’
Los investigadores han documentado «problemas sustanciales y sistémicos» en todos los tipos de proyectos, por lo que concluyen que será necesario implementar «reformas fundamentales» en los mecanismos de créditos de carbono. Según inèdit, esta compensación pervierte el orden de «calcular, reducir y compensar», aunque también destaca un dato esperanzador basado en su experiencia: las empresas están priorizando cada vez más la reducción directa de emisiones y menos la compensación.
Solo el 16% de los créditos de carbono emitidos hasta la fecha representan una reducción real de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este es el principal hallazgo de una investigación publicada en Nature, en la que se analizaron créditos de carbono equivalentes a aproximadamente 1.000 millones de toneladas de CO₂, lo que representa el 20% del total emitido.
Los créditos de carbono son permisos o certificados que permiten a sus compradores compensar sus emisiones invirtiendo en proyectos que supuestamente mitigan el cambio climático, como la protección de bosques o proyectos de energías renovables. Gobiernos, empresas, ONGs y particulares compran estos créditos en mercados voluntarios para alcanzar objetivos climáticos, además de ser utilizados por gobiernos y organizaciones internacionales en el marco del Acuerdo de París.
Desempeñan un papel importante en las estrategias climáticas de empresas y gobiernos, y se espera que su demanda aumente significativamente en las próximas décadas. Para que contribuyan significativamente a la mitigación del cambio climático, los mecanismos de créditos de carbono deberán someterse a «reformas fundamentales», según los autores del artículo.
La investigación sintetizó estudios que utilizan métodos experimentales o de observación rigurosos. En total, la muestra incluyó 14 estudios sobre 2.346 proyectos de mitigación de carbono y 51 estudios sobre intervenciones similares implementadas sin emitir créditos de carbono.
La evaluación documenta «problemas sustanciales y sistémicos en todos los tipos de proyectos», como el uso de datos favorables o suposiciones poco realistas por parte de los desarrolladores. Además, algunas metodologías emplean datos desactualizados o enfoques «inapropiados».
También se identificó una «sustancial» heterogeneidad entre los tipos de proyectos y las metodologías, y se sugiere que los estándares y metodologías para cuantificar las reducciones de emisiones «deben mejorarse considerablemente». Estas mejoras incluyen reducir la flexibilidad de los desarrolladores para realizar supuestos metodológicos favorables, usar supuestos conservadores y basar las decisiones en las últimas evidencias científicas.
La compensación, una herramienta para el greenwashing
«La compensación será necesaria y puede hacerse bien, pero hasta ahora se ha utilizado principalmente como una herramienta de greenwashing», afirma Jordi Oliver Solà, director ejecutivo de inèdit. «Es más fácil, rápido y barato pagar créditos de carbono que actuar sobre la propia descarbonización, lo que pervierte el orden de ‘calcular, reducir y compensar’, que a menudo se convierte en ‘calcular rápido y barato, compensar y comunicar’», añade. Sin embargo, Oliver señala que «en los proyectos en los que trabaja inèdit, se observa un cambio en las preferencias corporativas, priorizando cada vez más la reducción directa de emisiones sobre la compensación de carbono».
Fotografía: Un proyecto de reforestación en Indonèsia. Autor: James Anderson, World Resources Institute. Fotografía con licencia CC BY-NC-SA 2.0