NOTICIA

Fútbol y economía circular, mucho campo por explorar

Fotografía: Estadio del SV Werder Bremen (autor a_medvedkov)

En el verano de 2022, el jugador del Paris Saint-Germain Kylian Mbappé y el entonces entrenador Christophe Galtier se rieron abiertamente durante una conferencia de prensa ante la solicitud de que el club priorizara el tren en lugar de los jets privados para los desplazamientos cortos. Esta escena refleja cómo, a veces, las celebridades y un sector que mueve tantos millones de euros viven de espaldas a la realidad y no están dispuestos a renunciar a ninguno de sus lujos. Se estima que en la temporada 2024/2025, en Europa, futbolistas y seguidores viajarán más de tres mil millones de kilómetros, equivalente a más de cuatro mil viajes de ida y vuelta a la Luna, emitiendo cerca de medio millón de toneladas de gases de efecto invernadero, según estimaciones de la BBC. A estos desplazamientos de jugadores y aficionados se suman impactos como el consumo de agua y energía, y, sobre todo, la generación de residuos.

El fútbol tiene mucho campo por explorar en materia de sostenibilidad, pero cada vez son más las iniciativas en esta dirección. Una de ellas es la publicación de las UEFA Circular Economy Guidelines, una guía de la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA) que pretende ser «el trampolín para hacer operativa nuestra ambición de acompañar a las asociaciones miembros, las ligas y los clubes para desarrollar sus soluciones», según afirma Michele Uva, director de Sostenibilidad Social y Ambiental de la UEFA. Exploraremos a continuación los puntos clave y señalaremos algunas de las iniciativas de todo el mundo orientadas a la economía circular.

El enfoque principal: los residuos

Según el proyecto LIFE Tackle, en promedio, en un partido de fútbol se generan 0,8 kg de residuos por cada espectador; para un estadio con una capacidad de 25.000 espectadores, se generarían, por lo tanto, veinte toneladas de residuos. Tomando estas estimaciones como referencia y considerando todos los partidos de las ligas europeas, cada año el fútbol en Europa genera 750.000 toneladas de residuos. La UEFA aborda este problema centrando su atención, sobre todo, en dos sectores: el de alimentos y bebidas y el de la equipación oficial, ya que tiene una vida de solo diez meses de promedio, y la mayoría del inventario se descarta una vez finalizada la temporada. Los objetivos que se plantea son reducir a cero los residuos plásticos enviados a vertedero para finales de 2026, no incinerar ni enviar a vertedero la ropa de fútbol, que los eventos se alimenten con energía renovable e identificar e implementar iniciativas para minimizar los residuos de los eventos gracias a la colaboración de socios y proveedores.

En el sector de alimentos y bebidas, la UEFA propone acciones como definir una estrategia global de economía circular, garantizar una gestión eficiente de los residuos seleccionando materiales que puedan recuperarse fácilmente, instalar contenedores para separar los residuos, optimizar los pedidos de alimentos para no encargar en exceso, instalar fuentes de agua e incentivar el uso de vasos reutilizables. Ejemplos de buenas prácticas recogidos en la guía son el del RB Leipzig, que vende por 1€ al personal y proveedores la comida que no se ha vendido y, así, minimiza el desperdicio alimentario; y el del Johan Cruijff ArenA, donde se instalaron biodigestores para generar biogás a partir de los restos orgánicos, que luego se utiliza para climatizar el estadio.

El merchandising textil es, muy a menudo, la principal fuente de ingresos de un club, generando entre 50 y 100 millones de euros de beneficios. Sin embargo, el 60% del inventario del equipo profesional se descarta una vez que finaliza la temporada, lo que se traduce entre 1,44 y 3,6 millones de prendas al año. La producción de esta ropa tiene impactos ambientales y sociales muy diversos, que van desde las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación del agua, el uso de productos químicos contaminantes y, en algunos casos, incluso la violación de los derechos humanos. Es por ello que la UEFA plantea como objetivo prioritario reducir la producción de ropa, y propone a los clubes y federaciones nacionales el reto de involucrar a los aficionados en nuevos modelos basados en la economía circular que, al mismo tiempo, fortalezcan la relación con ellos. Buenos ejemplos de esto son la Federación Portuguesa de Fútbol, que ha lanzado una tienda online donde se venden equipos oficiales de temporadas anteriores, o el del Brentford FC, que decidió usar la misma equipación durante las temporadas 2021/22 y 2022/23 tanto por cuestiones ambientales como pensando en los aficionados: si las camisetas no pasan de moda al cabo de diez meses, sino al cabo de dos temporadas, probablemente estarán más dispuestos a invertir en comprarse una.

Consumo de agua y huella de carbono

En este ámbito, la UEFA lista cinco cuestiones a tener en cuenta: que las instalaciones deportivas deben reducir el consumo de agua y energía, y que estos recursos deben provenir de fuentes renovables; con el aumento de las temperaturas, las instalaciones deberán ser más resistentes a los efectos del cambio climático y capaces de soportar lluvias extremas, olas de calor y sequías, y proteger a los jugadores, los espectadores y el campo; el impacto del cambio climático cambiará según la ubicación geográfica, el tamaño y el diseño de las instalaciones, y, finalmente, que todos los stakeholders del mundo del fútbol deben actuar y deben hacerlo ahora, por lo que es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y hacer planes para reducirlas para que sea un deporte con emisiones netas cero en 2050.

La Guía apuesta por las métricas, porque «las reducciones más efectivas en el consumo de agua y energía se basan en datos fiables», y presenta como casos de éxito el del Manchester City, que, desde hace veinte años, calcula su huella de carbono e implementa un plan para reducirla, y el estadio de Niza. En este último caso, entre otras acciones, se instalaron placas fotovoltaicas en el techo, bombas de calor geotérmicas para mantener la temperatura del campo y un sistema de ventilación que utiliza los flujos de aire para ventilar el estadio. Otro ejemplo, en este caso español, es el del Real Betis Balompié, que, al estar en Sevilla, se enfrenta a altas temperaturas y pocas precipitaciones en verano, condiciones que dificultan jugar al fútbol durante el día. Es por ello que el Betis cuenta con un equipo propio de sostenibilidad que desarrolla tareas de sensibilización, ahorro de agua y energía, y seguimiento. Está previsto que en el estadio se instalen un techo y cubiertas verdes, además de un sistema de recolección de agua de lluvia que se utilizará para el riego y medidas para mejorar la circulación del aire dentro del estadio. Para ayudar a los clubes, la UEFA pone a su disposición las UEFA Sustainable Infrastructure Guidelines.

Los clubes españoles y LaLiga

El Betis es el primer equipo de fútbol de LaLiga que ha calculado, reducido y registrado su huella de carbono durante tres años consecutivos. Desde la temporada 2018/2019, ha logrado reducir su huella de carbono en un 35.56%. «Hemos hecho un benchmark sectorial de diferentes equipos de todo el mundo, y la conclusión es que la cuantificación de las emisiones de gases de efecto invernadero se encuentra en una situación inicial dentro del mundo del fútbol», afirma Júlia Gassol, responsable de proyectos de Métricas circulares en Inèdit. «Pocos clubes calculan y publican sus emisiones, y la mayoría de los que lo hacen o bien tienen un cálculo parcial de la huella o no ha sido validado por parte de terceros», añade.

«Las organizaciones de la industria deportiva tenemos un papel clave como actores sociales, lo que conlleva la oportunidad de usar nuestra actividad para promover cambios positivos en la sociedad», afirma Javier Tebas, presidente de LaLiga. Con esta filosofía, en 2020 LaLiga publicó la Guía de clubes sostenibles, un documento de referencia dirigido a cualquier organización deportiva para ayudarles a entender qué implica el concepto de sostenibilidad, y para ayudarles a integrar la sostenibilidad en su gestión, en todos los ámbitos. Desde entonces, LaLiga ha dado pasos firmes. El más reciente es la presentación del estudio LaLiga Sostenible. Mapa de la Materialidad 2023, que recoge los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) más relevantes para la industria del deporte. Durante la presentación del estudio también se dio a conocer un sello creado por el Consejo General de Economistas y LaLiga para certificar aquellos clubes de LaLiga que informen adecuadamente en materia de sostenibilidad.