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Los mataderos móviles ahorran costes, tiempo y emisiones de gases de efecto invernadero

Disponer de mataderos cercanos para abaratar costes y asegurar su sostenibilidad ambiental y económica es una demanda histórica del sector ganadero de la Cataluña Central, que ha visto cómo entre 2012 y 2018 se han cerrado el 15% de los mataderos de Cataluña. En este contexto, en febrero de 2022 se puso en marcha una prueba piloto de mataderos móviles para dar servicio a los productores de ovino y caprino del Bages, el Berguedà, el Moianès, Osona y el Lluçanès, con el fin de reducir el desplazamiento de animales a largas distancias, crear rutas optimizadas y llevar a cabo la actividad en un área más limitada. Ahora, un estudio impulsado por el Grupo Operativo del Matadero Móvil y elaborado por inèdit concluye que, gracias a los mataderos móviles, cada granja ahorraría una media de 92 km, 80 minutos, 5318 € y la emisión de 767 kg de CO2 a la atmósfera por cada desplazamiento.

Según el estudio elaborado por inèdit, cada granja se ahorraría una media de 92km, 80 minutos, 53,18 € y la emisión de 76,7 kg de CO2 a la atmósfera por cada desplazamiento

«El objetivo principal del estudio era disponer de datos objetivos para demostrar que los mataderos móviles abaratan costes y ahorran tiempo a los pequeños ganaderos de la Cataluña Central, y son, por lo tanto, convenientes y necesarios», afirman desde la Associación para el Desarrollo Rural de Catalunya Central.

Los mataderos móviles no solo suponen ahorros en el tiempo, los gastos de transporte del ganado y la huella de carbono, sino que también contribuyen a reducir el estrés del animal causado por el transporte ―y, como consecuencia, mejora la calidad de la carne― y favorecen la venta directa del producto, que es económicamente más beneficiosa para el ganadero. “En un contexto en el que la falta de mataderos dificulta mucho la supervivencia de los pequeños ganaderos, los mataderos móviles contribuyen de manera significativa a la viabilidad económica, social y ambiental del sector, y, por lo tanto, de las economías rurales”, concluyen desde la Asociación.

El estudio comprendió diez granjas de las comarcas del Berguedà, el Moianès, Osona, el Bages y el Lluçanès, y de las áreas de Vidrà, Balsareny, La Garriga y Tagamanent. Hasta el inicio de la prueba piloto, siete de estas granjas llevaban el ganado a sacrificar al matadero de Manlleu, y las tres restantes al matadero de Ripoll, al de Berga y a Castellbisbal en el Baix Llobregat.

Los cálculos consistieron en un Análisis del Ciclo de Vida (ACV) siguiendo las normas ISO 14040 y 14044, en el que se consideraron las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y sus efectos en el cambio climático tanto de los desplazamientos hacia el matadero como del uso de materiales para la actividad.

Posteriormente, se desarrolló una plataforma online llamada Peülla de carboni, que de forma rápida e intuitiva permite calcular el impacto anual de cada explotación y compararlo con el de un matadero convencional.

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