Escalando la reutilización de los envases: las claves para que sea una realidad
Los sistemas de reutilización de envases a gran escala pueden generar un ahorro de hasta el 69% en las emisiones de gases de efecto invernadero y de hasta el 76% en agua y materiales. Un estudio liderado por la Fundación Ellen MacArthur aporta datos, conocimiento y recomendaciones para diseñar y escalar el embalaje reutilizable, en una transición en la que será fundamental que las empresas, los políticos y las entidades financieras vayan de la mano.
Avanzar hacia modelos de reutilización de envases y embalajes es crítico para reducir la contaminación por plásticos, el consumo de materias primas vírgenes, las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de agua. A pesar de algunas iniciativas, hasta ahora el avance hacia los modelos de reutilización es lento, y uno de los principales desafíos para acelerarlo es escalar la reutilización para que sea viable y rentable. Ahora, la Fundación Ellen MacArthur, referente mundial en el ámbito de la economía circular, junto con las empresas Sistemiq y Eunomia, acaban de publicar Unlocking a reuse revolution: scaling returnable packaging, un informe que aporta datos y conocimientos respaldados por sesenta organizaciones de todo el mundo, así como recomendaciones para diseñar y escalar el packaging retornable. Para los autores del estudio, «la reutilización debe escalar urgentemente» y, «para que la parte económica funcione, la colaboración [entendida como la colaboración entre empresas, políticos y entidades financieras] es esencial.»
Unlocking a reuse revolution: scaling returnable packaging se centra en los envases y embalajes en la relación B2C (de empresa a consumidor), es decir, en la adquisición de productos por parte de los clientes como lo harían normalmente; en este caso, sin embargo, presentados en un packaging retornable y reutilizable que el cliente devolvería, y que se limpiaría y rellenaría profesionalmente, hasta regresar a los puntos de venta.
En el estudio se han definido varios escenarios de reutilización, con diversos niveles de ambición; se ha realizado una modelización ambiental y económica de los sistemas de retorno, específicamente para cada tipo de sector (bebidas, cuidado personal, productos frescos y despensa). Lo que se ha observado es que, en el mejor de los casos, es decir, con una reutilización a gran escala, con sistemas altamente colaborativos y con envases estandarizados, y en comparación con envases de plástico de un solo uso, el ahorro de emisiones de gases de efecto invernadero es de entre un 35% y un 69%; el de agua y materiales, entre un 45% y un 76%, respectivamente.
El informe ha identificado tres ejes impulsores clave para explotar el máximo potencial de los sistemas de retorno:
- – Una infraestructura a escala y compartida, no solo para compartir gastos, sino para ofrecer una experiencia coherente y fácil a los clientes. Los nuevos modelos se adoptarán mucho más fácilmente cuando los clientes no tengan que separar el embalaje ni interactuar con diferentes sistemas.
- – Estandarización del packaging y pooling de envases y embalajes. Es decir, armonizar el diseño estructural de los envases y embalajes dentro de una categoría de productos a través de un envase único, y que las marcas y las líneas de producto se diferencien unas de otras con etiquetas y cierres, como hicieron las cervezas en Alemania hace años. Esto aumentaría la eficiencia del sistema, garantizando un mayor flujo de envases y reduciendo la necesidad de tener grandes inventarios individuales; además, reduciría y optimizaría los costos de clasificación, limpieza y almacenamiento.
- – Tasas de retorno altas. Para lograrlas, es necesario incentivar el retorno y que la experiencia del retorno sea fluida.
Más allá de estos tres ejes clave, según el estudio, la clave del éxito será «un esfuerzo conjunto», una «nueva aproximación en la que la industria, los políticos y las entidades financieras trabajen de la mano para construir sistemas compartidos». En primer lugar, porque las empresas tienen la propiedad y la responsabilidad del embalaje a lo largo de todo el modelo de reutilización y retorno, y un papel fundamental en el diseño de estos sistemas compartidos de manera óptima e incentivar su adopción por parte de los clientes; los políticos, por su parte, tienen un papel «crucial» a la hora de crear las condiciones que lo permitan, y las entidades financieras a la hora de apoyar e invertir en la infraestructura. De todos modos, como concluye el informe de la Fundación Ellen MacArthur, Sistemiq y Eunomia, «una transición tan profunda no ocurrirá de la noche a la mañana.»
¿Qué hace inèdit en materia de reutilización de envases?
En inèdit llevamos años trabajando para hacer posible esta transición con diversas empresas. Cada sector enfrenta diferentes desafíos, según la conservación y seguridad del producto, y es necesario abordarlos con un conocimiento previo del contexto de la empresa, de los puntos de venta y los hábitos de los consumidores. A esto se suma que, a veces, las regulaciones pueden ser una barrera para implementar un sistema de reutilización. De todos modos, los desafíos comunes son lograr un sistema rentable y sostenible, y esto, muchas veces, recae en la logística inversa y los sistemas de distribución. Es por eso que es necesario diferenciar entre los sistemas de recarga (refill) y la reutilización según los contextos geográficos, y ser conscientes de los efectos que tienen en toda la cadena de valor, especialmente en el uso de la materia prima para los envases, el almacenamiento, la logística, las tasas de retorno de envases y la limpieza. Cuantas más veces se utilice el mismo envase, más se reducirá su huella de carbono por unidad de envase. Por eso, como señala Sofía Garín, responsable de proyectos de Ecodiseño y Empresa Circular en inèdit, «es necesario incentivar el retorno y asegurarse de que el material no pierda propiedades durante los procesos de mantenimiento e higienización ni durante los usos consecutivos».