El sector vitivinícola se descarboniza
Es uno de los sectores productivos más importantes de España y Cataluña, y está claro que, para ser competitivo, resistente y responder a las demandas de los consumidores, debe avanzar hacia la reducción de su huella de carbono. Repasemos algunas de las principales iniciativas y proyectos del sector del vino en el ámbito del ecodiseño y la economía circular.
España cuenta con un millón de hectáreas de viñedos, el 13% de la superficie de viñedos del mundo, es el tercer productor de vino del mundo y el mayor exportador, y genera el 2,2% del Valor Agregado Bruto (VAB) de España según datos de 2021 de la Federación Española del Vino. En Cataluña, la superficie de viñedos ocupa 56.000 hectáreas y genera un volumen de negocios cercano a los 1.200 millones de euros, ubicándose así en el cuarto lugar en el podio del sector agroalimentario. Consciente de los impactos del cambio climático tanto en los viñedos como en la calidad del vino, el sector vitivinícola ha invertido en grandes esfuerzos durante años para adaptarse al cambio climático, como cultivar en latitudes más altas, buscar variedades de uva más adaptadas a la sequía o aplicar técnicas agronómicas destinadas a mantener la humedad del suelo. Pero no es solo eso. Atendiendo a la demanda de consumidores cada vez más conscientes del medio ambiente, el sector vitivinícola también ha apostado fuertemente por reducir su huella de carbono y aplicar criterios de ecodiseño y economía circular en sus procesos productivos.
En este sentido, si hay alguna bodega pionera en la cuantificación de su huella de carbono y su descarbonización, es Familia Torres, con la que hemos colaborado en inèdit. Bajo la premisa de «Cuanto más cuidamos la tierra, mejores son nuestros vinos», la bodega intensificó su compromiso ambiental en 2008 creando un programa para reducir su huella de carbono (GEH), adaptarse al nuevo escenario climático y concienciar tanto al sector como a la sociedad. Uno de los frutos de este compromiso es la alianza en 2019 con la bodega californiana Jackson Family Wines para constituir la International Wineries for Climate Action (IWCA), un grupo de trabajo colaborativo que actualmente reúne a 45 bodegas de todo el mundo comprometidas a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo de IWCA es trabajar juntas para descarbonizar el sector vitivinícola mediante la aplicación de soluciones directas que eviten la adquisición de créditos de compensación de carbono y lograr, para 2050, emisiones netas cero, es decir, estrategias para reducir las emisiones de GEH y capturarlas de la atmósfera, de modo que el balance final sea cero.
La sostenibilidad, «una ventaja competitiva»
Una de estas bodegas es Herència Altés, una bodega familiar de la Terra Alta (Catalunya) dedicada al cultivo de viñedos y a la elaboración de vinos ecológicos, y que siempre ha tenido la sostenibilidad como uno de sus pilares. Herència Altés decidió unirse a IWCA para posicionarse como referente en el camino hacia la sostenibilidad del sector, convencidos de que les aportaría «una ventaja competitiva», ya que «cada vez más, el mercado buscará productos y productores que cumplan con una estricta trayectoria de descarbonización», en palabras del copropietario de la bodega, Rafael De Haan. En 2023, la bodega se convirtió en miembro de IWCA, lo que los compromete a cumplir con la iniciativa «Race to Zero» de las Naciones Unidas, que establece reducir sus emisiones en un 50% para 2030 y llegar a cero para 2050.
En este camino, gracias al financiamiento de los cupones proACCIÓ Green, inèdit acompañó a Herència Altés calculando su huella de carbono e identificando las principales fuentes de emisiones de la bodega, y estableciendo medidas para reducirlas. También los ayudó a calcular el potencial de reducción de las medidas definidas y en el proceso de adhesión y reporte a IWCA. Entre las acciones incluidas en el plan de descarbonización se encuentran la expansión de la superficie de paneles solares, la instalación de nuevas baterías de litio para almacenar la energía solar y reducir el peso de las botellas en un 30%, lo que reduce el impacto de la obtención de materias primas, fabricación, transporte y gestión de residuos. El cálculo de la huella de carbono reveló que cerca del 92% de las emisiones de la bodega provenían de actividades indirectas, como la adquisición y el uso de productos y servicios de terceros, o las emisiones del transporte. Por eso, una de las acciones fundamentales es seleccionar proveedores alineados con la iniciativa «Race to Zero» de las Naciones Unidas.
Los proveedores, el motor del cambio
Es común que las emisiones indirectas representen la mayor parte de las emisiones en cualquier cálculo de la huella de carbono de una organización. Por lo tanto, incidir sobre los proveedores no solo es necesario para cumplir con los objetivos de descarbonización, sino que también desempeña un papel importante al motivar a los posibles proveedores a seguir el mismo camino si desean seguir siendo competitivos. «Cuando el 60%, el 70% o el 80% de la huella de carbono proviene de los proveedores, es necesario gestionar la relación con los proveedores», explica Jordi Oliver, director ejecutivo de inèdit. En la toma de decisiones en la relación con los proveedores, «además de incorporar aspectos como el precio o la calidad, se incorporará el factor huella de carbono», agrega, por lo que el resultado es un camino hacia la descarbonización «más compartido».
En esto, una vez más, la Familia Torres ha sido pionera. En 2015, el presidente de la compañía pidió a los principales proveedores de vidrio, cartón, papel, corcho, aluminio y destilado que calcularan su huella de carbono y establecieran un plan para que los procesos fueran más eficientes y para incorporar el ecodiseño en los envases y embalajes.
Envases: ecodiseño y reutilización
En cuanto a los envases, una medida para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es disminuir el peso de las botellas de vidrio, como se mencionó anteriormente. Sin embargo, se puede ir mucho más allá e incorporar criterios de ecodiseño en todas las partes del envase primario, además de la botella: en la etiqueta, en el tapón y la cápsula, o en el embalaje. Un buen ejemplo de lo que se puede lograr es el proyecto realizado por inèdit para la bodega La Vinyeta, a la que se le propusieron las siguientes acciones para dos de sus vinos: en cuanto a la etiqueta, reducir su tamaño, utilizar papel con certificación FSC, imprimir en pocos colores o incluso monocromáticamente y usar tintas biodegradables o a base de agua, y utilizar un adhesivo hidrosoluble. En el caso de la cápsula, se propuso hacerla más pequeña y de un solo material para facilitar su reciclaje, y en el del tapón, que fuera principalmente de corcho. Como conclusión del proyecto, se determinó que el ecodiseño permite mejorar el impacto ambiental del envase en todas las etapas del ciclo de vida, que oscilan en un rango que va desde el 5% (reducción del peso de la botella) hasta el 92% (etiqueta con certificación FSC).
Hayan aplicado o no criterios de ecodiseño en las botellas de vidrio, la mejor opción desde el punto de vista ambiental siempre será la reutilización. En el caso de las botellas de vino y espumosos, contar con un sistema de recogida y lavado de botellas muestra que la reutilización representa un ahorro de entre 0,56 y 2,6 kg de CO2 equivalentes por botella, acumulados después de 8 reutilizaciones. Este es uno de los resultados del proyecto reWINE, que finalizó en 2020 y que incluyó una prueba piloto de veinte meses de duración en la que participaron siete bodegas catalanas, una treintena de comercios, más de cincuenta restaurantes, dos empresas logísticas y tres puntos de recogida, además de dos plantas de lavado. El proyecto concluyó que la reutilización de botellas en el sector vitivinícola catalán podría suponer un ahorro de más de 100 millones de kg de CO2 equivalentes anuales y 21.756 toneladas de residuos, reduciendo un 28% la huella de carbono del sector vitivinícola.