Un nuevo reglamento para abordar de raíz el uso ineficiente de los recursos y la generación de residuos de envases y embalajes
El DOUE ha publicado el nuevo reglamento de envases y residuos de envases, un texto legal «ambicioso en cuanto a las actuaciones» y con «una perspectiva necesaria» para abordar los efectos negativos de los envases en el medio ambiente, según Sofía Garín, de inèdit.
El Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) publicó el 22 de enero el Reglamento (UE) 2025/40 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de diciembre de 2024, sobre los envases y residuos de envases. El nuevo reglamento modifica la Directiva de Envases de 2018 y tiene como objetivos prevenir la generación de residuos de envases, impulsar el reciclaje de alta calidad y crear un mercado para las materias primas secundarias. El Reglamento entrará en vigor veinte días después de su publicación en el DOUE, es decir, el 12 de febrero de 2025, y las medidas que establece serán aplicables dieciocho meses después, el 12 de agosto de 2026. Para Sofía Garín, responsable de proyectos de inèdit, el Reglamento «es ambicioso en cuanto a las actuaciones, aunque da tiempo suficiente para poder cumplirlas».
El Reglamento supone un gran reto para la industria, que deberá replantearse sus envases. Sea como sea, según la experta de inèdit, diversos aspectos del nuevo texto legal son por ahora inciertos y «plantea incógnitas que se irán resolviendo tanto a través de los actos delegados como a través de colaboraciones, alianzas y el uso de la tecnología».
inèdit se pone a disposición de las empresas para ayudar a generar estas alianzas, promover la economía circular y el ecodiseño de los envases.
Los puntos clave del nuevo reglamento de envases y residuos de envases
- – Da prioridad a la reutilización y al reciclaje. A partir de 2030, todos los envases del mercado deberán ser reciclables o reutilizables, estándares que serán aún más estrictos a partir de 2038.
- – Establece objetivos obligatorios de contenido reciclado para envases de plástico con el objetivo de reducir la dependencia de las materias primas vírgenes.
- – Promueve diseños más sostenibles de los envases: será necesario reducir su peso y volumen al mínimo. También se opone al embalaje innecesario.
- – Restringe el uso de sustancias nocivas, como los PFAS, en los envases que están en contacto con los alimentos.
- – Introduce requisitos de etiquetado, marcado e información armonizados que facilitarán la separación y el reciclaje de los residuos por parte del consumidor y la toma de decisiones.
Por otra parte, el reglamento introduce restricciones para los envases de plástico de un solo uso: en frutas y hortalizas preenvasadas en cantidades inferiores a 1,5 kg; los alimentos y bebidas servidos en hoteles, bares y restaurantes; las dosis individuales de condimentos, salsas, leche para el café y azúcar; productos cosméticos y de higiene personal de un solo uso en el sector hotelero, y en las bolsas de plástico muy ligeras usadas para alimentos a granel.
También establece objetivos vinculantes de reutilización para 2030 y objetivos indicativos para 2040: el 40% para los envases de transporte y venta, y el 10% para los envases colectivos. Además, las empresas que ofrezcan productos para llevar deberán permitir a los clientes usar sus propios recipientes para rellenarlos, sin coste adicional.
Los efectos negativos de los envases en el medio ambiente, un problema por resolver
Los porcentajes de reciclaje han crecido en la Unión Europea. Aun así, la generación de residuos de envases crece más rápido que su reciclaje. En 2022, la Unión Europea generó unos 186,5 kg de residuos de envases por persona, incluyendo 36 kg de envases de plástico. Esto equivale a medio kilo de residuos de envases por persona al día. A pesar de las diversas revisiones que se han hecho a la actual Directiva de la UE sobre Envases y Residuos de Envases, «no se ha logrado reducir satisfactoriamente los efectos negativos de los envases en el medio ambiente», según la propia UE.
En este sentido, el hecho de que el nuevo reglamento centre los objetivos en la reducción a través de la reutilización es «una perspectiva necesaria para poder abordar desde la raíz del problema el uso ineficiente de los recursos y la generación de residuos de envases y embalajes», según la experta de inèdit.
Llevarlo a cabo plantea grandes retos. Para Garín, alcanzar la meta de que todos los envases sean reciclables en 2030 «requerirá una transformación significativa de las cadenas de suministro y de la infraestructura de reciclaje». Esto no dependerá solo, pues, de cómo se diseñe el envase, sino de lo que ocurra también al final de la cadena de valor, como, por ejemplo, de si se recicla suficiente material como para que sea viable económicamente o de la calidad del material resultante.
Otro punto sobre el que Garín cree que será necesario prestar atención es la exigencia de contenido mínimo de material reciclado: «Aunque esto impulsa la economía circular, el mercado actual de material reciclado no está equilibrado en oferta y demanda», por lo que, «será necesario implementar recogida selectiva y mejorar la calidad de los materiales una vez reciclados».
La experta de inèdit apunta que el reglamento no prohíbe el un solo uso, sino solo el material aplicado al un solo uso ―el plástico―, un hecho que puede derivar el problema al uso de otros materiales como el cartón con otros componentes que impidan la reciclabilidad o que provengan de fuentes no sostenibles. Por eso, señala, «es fundamental mantener la visión de ciclo de vida».