Cómo las prácticas empresariales sostenibles son también rentables
El ecodiseño y los nuevos modelos de negocio basados en la servitización son dos estrategias clave para la transformación sostenible del tejido empresarial sin tener que renunciar a la generación de beneficios económicos. Elena Badia Elias, responsable de proyectos de Ecodiseño y Empresa circular, ofreció la ponencia «Ecodiseño y nuevos modelos de negocio» en el II Foro Sostenibilidad de Castellón
Para sostener el modelo actual de producción y consumo, la economía debería crecer un 3,4% anualmente. ¿Cómo hacemos que esto ocurra en un planeta que no crece, con recursos finitos? «La clave es preservar el valor de los recursos durante el mayor tiempo posible y desvincular el progreso del consumo ilimitado de recursos; la respuesta está en la economía circular». Este fue el punto de partida de la charla que Elena Badia Elias, responsable de proyectos de Ecodiseño y Empresa Circular de inèdit, ofreció el 11 de noviembre en el II Foro Sostenibilidad de Castellón en su ponencia «Ecodiseño y nuevos modelos de negocio», una jornada de encuentro y diálogo entre empresas e iniciativas comprometidas con la sostenibilidad que pretende demostrar que es posible generar beneficios económicos al tiempo que se minimizan el impacto social y el ambiental.
En su intervención, Badia señaló que algunos de nuestros retos más urgentes son «desafíos sistémicos extremadamente complejos», y para entender estos desafíos complejos «antes hay que entender bien el problema a través de una visión sistémica», es decir, considerando los impactos en cada fase del ciclo de vida de un producto, desde la extracción de los materiales para su producción hasta su gestión final una vez este pasa a considerarse un residuo.
Un cambio de modelo de negocio
Entre el 75 y el 90% de los impactos ambientales de un producto se producen en las fases de extracción de materiales, producción y distribución a los puntos de venta. ¿Cómo capturamos más valor en los productos para minimizar estos impactos? Una de las claves está en un cambio en el modelo de negocio en el que las empresas dejen de proveer productos y pasen a ofrecer el acceso a ellos. Es lo que se conoce como servitización, y hay de tres tipos:
- – Servitización centrada en el producto: El producto es propiedad del usuario, la empresa ofrece servicios de mantenimiento, reparación, actualización, etc. que alargan la vida del producto al tiempo que generan beneficio extra para la empresa.
- – Servitización centrada en el uso: El producto es propiedad del fabricante o de la marca, y la empresa ofrece un acceso al producto a través del alquiler o del pago por uso. A las empresas les interesa que su producto dure el mayor tiempo posible, lo que incentiva una buena calidad de materiales y un diseño duradero, al tiempo que desincentiva la obsolescencia programada.
- – Servitización centrada en el rendimiento: El producto es propiedad del fabricante o marca, y la empresa ofrece resultados al consumidor mediante una cuota fija o subscripción. A la empresa le interesa que el proceso sea lo más eficiente posible para cubrir la necesidad del cliente y generar valor de la forma económica.
Según Badia, «para que este cambio de modelo tenga lugar es necesaria la implicación de toda la empresa: desde la dirección general, hasta los equipos de diseño, operaciones, márquetin, comercial o finanzas».
Reducir el impacto ambiental gracias al ecodiseño
Se estima que más del 80% de los impactos ambientales relacionados con los productos se determinan en la fase de diseño, por lo que introducir criterios de ecodiseño en los productos es fundamental. Dichos criterios pueden enfocarse desde la perspectiva de antes del uso, como por ejemplo a través de la desmaterialización, durante el uso, como por ejemplo facilitando la reparación y actualización de los productos, y después del uso, por ejemplo, asegurando la separabilidad de materiales para su correcta gestión final.
Tener datos del impacto ambiental
Las métricas de sostenibilidad permiten a las empresas identificar puntos críticos de mejora en base a datos específicos, siendo el punto de partida para plantear la aplicación de estrategias de ecodiseño que permitan reducir el impacto ambiental. Tal y como señala la responsable de proyectos de inèdit: «Estas métricas sirven también para alinear los objetivos de las empresas con los de los clientes y las normativas existentes; al mismo tiempo, aportan transparencia en la comunicación con el consumidor final».