Repensar el modelo de negocio para ganar competitividad y hacer un uso eficiente de los recursos

Extraer, producir y desechar. Este es el principio de nuestro sistema económico, un sistema esencialmente lineal en el que, a medida que crece la economía, también lo hace el consumo y se acumulan más residuos. Actualmente, solo el 6,9% de los materiales que utilizamos en el mundo provienen de fuentes recicladas, mientras que el ritmo de extracción y consumo continúa muy por encima de la capacidad de reciclaje, tal y como alerta el Circularity Gap Report 2025. Este mismo informe señala que incrementar el reciclaje no será suficiente: es necesario repensar el sistema desde el origen, aplicando criterios de diseño circular a los productos. «Esto significa diseñarlos para que duren más, sean fácilmente reparables, reutilizables y remanufacturables», afirma Jordi Oliver, director ejecutivo de inèdit.

Para que el futuro sea viable, es necesario hacer la transición de un modelo económico lineal a uno circular, lo que implicará cambios en todo el proceso de producción: el diseño, la logística, la vida útil de los productos, el comportamiento de los consumidores, las regulaciones, la educación y la necesidad de innovación. La clave para lograrlo es implementar y escalar modelos de negocio circulares.

Para que el futuro sea viable, es necesario hacer la transición de un modelo económico lineal a uno circular, lo que implicará cambios en todo el proceso de producción

Hacerlo puede suponer grandes beneficios. En el sector de la moda, por ejemplo, implementar modelos como el alquiler, la reventa, la reparación o la remanufactura podría representar un mercado potencial de 73.000 millones de dólares en 2030 —el 23% del mercado global de la moda—, según el informe Circular Business Models: Redefining growth for a thriving fashion industry (Ellen MacArthur Foundation, 2021).

Ahora bien, como apunta Jordi Oliver, «el gran reto será pasar de un punto de partida formado por una constelación de casos de éxito inconexos entre sí, a acoger la idea de un ecosistema empresarial en el que toda la cadena de valor actúe con los mismos objetivos y desde la cooperación como vía indispensable para avanzar».

¿Qué son los modelos de negocio circulares?

Los modelos de negocio circulares basados en la servitización, también conocidos como performance economy, consisten en ofrecer el uso o la funcionalidad de un producto como servicio, en lugar de venderlo como bien físico. En este modelo, el fabricante o proveedor mantiene la propiedad del producto y gestiona todo su ciclo de vida, asumiendo la responsabilidad sobre su rendimiento, mantenimiento y final de vida útil. Esta estructura económica genera incentivos claros para diseñar productos más duraderos, reparables y reutilizables, ya que cuanto más tiempo estén en uso generando ingresos, mayores serán los beneficios económicos y ambientales.

En los modelos de negocio circulares, la innovación se orienta hacia soluciones inteligentes que maximicen el valor de uso a lo largo del tiempo, con actividades como el mantenimiento predictivo, la remanufactura o el alquiler

Así, la innovación se orienta hacia soluciones inteligentes que maximicen el valor de uso a lo largo del tiempo, con actividades como el mantenimiento predictivo, la remanufactura o el alquiler. Este enfoque permite desmaterializar la economía, desacoplando la creación de riqueza del consumo de recursos, y fomentando un uso intensivo del conocimiento y la mano de obra local por encima del recurso material, lo que genera empleo y reduce los impactos ambientales. Además, favorece un cambio cultural hacia una actitud de cuidado de los productos, donde el factor tiempo se vuelve clave para la sostenibilidad económica y ecológica del sistema.

En la economía circular, la creación de valor se basa en mantener los productos y materiales en uso durante el mayor tiempo posible mediante la reutilización, la reparación, la remanufactura y el reciclaje.

Existen cinco estrategias empresariales clave en los modelos de negocio circulares. Una empresa puede adoptar una, pero la combinación de dos o más tiene mucho más potencial para generar valor:

1. Inputs circulares
Se sustituyen los materiales convencionales por recursos renovables o reciclados, lo que reduce la dependencia de materias primas vírgenes y evita la generación de residuos.

2. Plataformas de compartición.
Fomentan el uso colaborativo de activos entre varios usuarios para evitar la infrautilización. Es el caso, por ejemplo, de las plataformas de vehículos compartidos o de préstamo de herramientas.

3. Producto como servicio.
El cliente no compra el producto, sino que lo utiliza temporalmente mediante un servicio de alquiler o suscripción. La empresa mantiene la propiedad del producto y optimiza su uso y mantenimiento.

4. Extensión de la vida útil del producto.
Con un buen diseño, los productos se pueden reparar, actualizar, reutilizar, remanufacturar o revender para alargar su ciclo de vida.

5. Recuperación de recursos.
Consiste en recuperar materiales valiosos de productos al final de su vida útil. Incluye el reciclaje o la venta de subproductos a otras empresas que los pueden reutilizar.

Retos de la implantación de los modelos de negocio circulares

A pesar de los beneficios ambientales, económicos y sociales que pueden ofrecer los modelos de negocio circulares, su implementación a gran escala aún enfrenta retos importantes.

La implentación de los modelos de negocio circulares se enfrenta a grandes retos, porque el marco normativo, financiero y cultural en el que operan muchas empresas está pensado para un sistema lineal que a menudo penaliza las alternativas circulares

Muchas empresas operan dentro de un marco normativo, financiero y cultural pensado para un sistema lineal, que a menudo penaliza las alternativas circulares. Los incentivos actuales premian la producción y el consumo de productos nuevos por encima del mantenimiento, la reutilización o la reparación.

Además, las cadenas de suministro están optimizadas para el volumen y la velocidad, no para la trazabilidad y la recuperación de valor. También es necesario superar barreras culturales y organizativas: la circularidad exige una nueva manera de pensar y operar, que prioriza la colaboración sobre la competencia y los flujos de valor compartido por encima del beneficio inmediato.

Jordi Oliver, director ejecutivo de inèdit: «Para que estos modelos prosperen, es necesaria una transformación sistémica que implique desde el diseño y las políticas públicas hasta la financiación, la fiscalidad y la formación de las personas»

Según Jordi Oliver, «para que estos modelos prosperen, es necesaria una transformación sistémica que implique desde el diseño y las políticas públicas hasta la financiación, la fiscalidad y la formación de las personas».

Algunos casos de éxito

Son varias las empresas que han apostado por modelos de negocio circulares. Canon, por ejemplo, fabrica fotocopiadoras multifuncionales remanufacturadas a partir de equipos usados. Desde 1992, recibe equipos en su centro de remanufactura en Giessen, Alemania; allí se evalúan y desmontan, y las piezas reutilizables se limpian, se prueban y se utilizan para crear un nuevo equipo con los mismos estándares de calidad y rendimiento que uno completamente nuevo.

En Mondragón, País Vasco, la empresa COPRECI —proveedora de componentes para electrodomésticos— ha participado en el proyecto LIFE WEEELOOP, implementando un sistema de gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos basado en la economía circular. Su objetivo es recuperar el 90% de materiales y componentes de placas de cocina y aplicarlos en nuevos productos, gracias a tecnologías avanzadas de extracción, ecodiseño y trazabilidad, y al desarrollo del primer Pasaporte Digital para componentes recuperados.

inèdit ha acompañado a algunas empresas en el diseño de nuevos modelos de negocio. Es el caso de Iberital, dedicada al diseño y fabricación de máquinas de café para el sector de la hostelería. Gracias a un proyecto con inèdit, crearon la cafetera circular Iberital Anew, reparable, modular, hecha con materiales nobles y pensada para facilitar su remanufactura.

En el marco del proyecto «Back to Rug», inèdit diseñó un sistema para recuperar las alfombras de hoteles de la empresa ROLS al final de su vida útil. Una vez recuperadas, se higienizan y/o reacondicionan, en algunos casos dándoles un valor artístico que las convierte en piezas únicas. Así, se reducen los residuos, se alarga la vida útil y se recuperan materiales.

Para Absotec, empresa de soluciones de acondicionamiento acústico, inèdit acompañó al equipo en la concepción, definición y validación de una nueva línea de negocio circular, tanto desde la perspectiva técnica como económica y ambiental. El resultado: una estrategia de servitización basada en modelos de alquiler puntual (pago por uso) y alquiler continuado (en formato de suscripción).

Además de estos proyectos, actualmente inèdit trabaja en el desarrollo de mobiliario modular junto con Kave Home y participa en un proyecto liderado por el Clúster de Residuos de Cataluña (CREC), que explora nuevos modelos de negocio circulares vinculados a los residuos de la construcción y la demolición (RCD).

Hacia una nueva cultura empresarial

Las tecnologías circulares y los modelos de negocio innovadores son fundamentales para hacer posible una economía circular. Pero no son suficientes. También es necesaria una nueva cultura del consumo, en la que empresas, administraciones y ciudadanía asuman un papel activo para transformar el sistema: consumir menos recursos generando igual o más valor, frenar el sobreconsumo y regular los mercados para que los precios de los productos reflejen sus costes ambientales.