INFORME

Acelerar el cambio hacia una economía más circular en Europa es urgente

Europa, con una tasa de circularidad del 11,2% en 2022, todavía está muy lejos de alcanzar la meta de duplicar su tasa de circularidad para 2030. El viejo continente aún opera bajo un modelo predominantemente lineal, en el que los productos tienen una vida útil relativamente corta y los modelos de negocio giran principalmente en torno a la producción masiva, a menudo sacrificando la calidad de los productos, que se estropean rápidamente. A esto se suma la fuerte dependencia de los recursos naturales para obtener materias primas, alimentos y combustibles, y los impactos ambientales asociados. Ante esta situación, es urgente acelerar el cambio hacia una economía más circular. Estas son las conclusiones y algunas de las reflexiones recogidas en el informe Accelerating the circular economy in Europe. State and Outlook 2024, publicado recientemente por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que analiza el estado de la transición de Europa hacia una economía circular.

El informe Accelerating the circular economy in Europe. State and Outlook 2024 radiografía el estado de la transición de Europa hacia una economía circular

Según el informe, la gestión de residuos es, sin duda, el aspecto de la economía circular más maduro en Europa, ya que ha sido objeto de políticas ambientales de forma sostenida a lo largo de los años. Si bien la generación de residuos se ha desvinculado ligeramente del crecimiento económico, las tasas de reciclaje se han estancado con el tiempo y es muy poco probable que se produzca una reducción significativa en la generación de residuos para 2030. Por ello, teniendo en cuenta el impacto de la extracción y el procesamiento de materiales, según la AEMA es prioritario reducir el uso de recursos y avanzar hacia una economía menos intensiva en el uso de materiales.

Una manera de lograrlo es que el reciclaje sea de mayor calidad: «La gestión de residuos debería enfocarse en obtener materiales reciclados de alta calidad que puedan competir en el mercado con la materia prima virgen.» También alargando la vida útil de los productos existentes, así como impulsando cambios en el consumo y el comportamiento de los usuarios. Esto último pasa por favorecer productos con menos impactos ambientales y cambiar los actuales modelos de negocio por modelos basados en la reutilización, la compartición y ofrecer productos como servicio. Para hacerlo, será necesario plantear cambios legislativos que motiven cambios en el comportamiento de los usuarios y los hábitos de compra, muy influenciados por el marketing.

Todo ello, defiende el informe, requerirá «un marco de gobernanza global sólido sobre el uso de los recursos y la economía circular», porque «Europa, por sí sola, no puede frenar el uso insostenible de recursos a escala planetaria».